Arte

Alustante posee un rico patrimonio artístico, histórico y cultural, si bien es necesario señalar que durante el siglo XX ha perdido cerca del 30% de lo que fue su verdadero elenco artístico.

El monumento más destacable es la iglesia parroquial. Se trata de una iglesia gótica columnaria del primer tercio del siglo XVI en la que intervinieron una cuadrilla de canteros vascongados dirigidos por Juan de Legazpia. Se divide en tres naves separadas entre sí por grandes columnas dóricas, hoy casi ocultas, y tres cuerpos techados con bóveda de terceletes. A los pies de la iglesia se encuentra, en un mismo cuerpo, el bajo coro que sirvió de baptisterio hasta mediados del XIX, el coro, y la torre, a la que se accede por una escalera de caracol sin espigón centrar, símbolo del concejo del lugar. Esta parte de la iglesia se construyó a mediados del siglo XVI por los hermanos Juan y Pero del Vado, si bien las obras del campanario se prolongaron hasta el siglo XVII.

También del siglo XVI es la capilla del Cristo de Alustante o de las Lluvias, patrono de una cofradía de penitentes titulada de la Vera Cruz. En esta capilla se encuentra el altar del Cristo, un curioso crucifijo del arte popular, posiblemente del siglo XVI, que destaca por la desproporción de sus brazos y la enorme cantidad de llagas y moratones con que el anónimo artista quiso representar a Jesús en el momento de su muerte para mover a la piedad popular.

En el lado de la epístola se encuentra la capilla del Nazareno, capilla neoclásica construida sobre una antigua sacristía entre 1799 y 1814, en la que se conservan las imágenes procesionales del Ecce Homo y del nazareno pertenecientes a la cofradía del Cristo. El Ecce Homo es una talla anónima de madera de bulto que representa a Cristo ante Pilatos, si bien sólo está representado su busto. Se sabe que fue donada a la iglesia de Alustante en 1657 por Pedro López Luzón, cura de Alustante y prior de la Orden de San Juan en Peñalén. El Nazareno es una imagen procesional de la escuela madrileña de fines del siglo XVII y fue donada a la iglesia en 1681 por un médico de la corte de Carlos II e hijo de Alustante llamado Joseph Rezusta Otaduy.

Pero la verdadera joya de la iglesia es el retablo mayor. Obra de fines del siglo XVI, aunque sus últimos retoques se prolongan al año 1700, intervienen en ella los artistas (escultores-ensambladores) Juan de Pinilla, Juan de Lasarte, Pedro Castillejo y Jacinto Velilla (autor de los añadidos de 1698) y los pintores Bernardino Toll y Pedro Lozano. La obra está distribuida en cinco calles y tres cuerpos. La calle central está presidida por el medio relieve de la titular de la iglesia, la Asunción de la Virgen. En el cuerpo superior de la calle central se encuentra la figura de San Miguel y en el ático las imágenes de Dios Padre, con la bola del mundo en su mano, Adán y Eva a ambos lados de Dios y Santa Lucía y Santa Bárbara en sendas peanas escoltando respectivamente a Adán y a Eva.

En las calles laterales, de arriba a abajo se encuentran los martirios de San Pedro y San Pablo, los martirios de San Álvaro de Gandía y de San Felipe, y la coronación de la Virgen y Pentecostés. En las calles exteriores se encuentran las figuras de bulto de San Pedro, San Pablo, San Juan y Santiago. En los ángulos superiores del retablo Santiago, patrono de la caballería castellana y San Jorge, de la aragonesa, se encuentran enfrentados, en clara alusión a la frontera en la que se encuentra Alustante que fue hasta el siglo XVIII puerto seco o aduana de Castilla con Aragón. En la parte inferior del retablo, en la predela, se encuentran varias escenas relacionadas con la llegada de Jesús.

Fuera de la iglesia, son de destacar varias casonas de ricos ganaderos cuyas fechas de construcción van de los siglos XVI al XVIII. Las casas de Alustante destacan por sus rejas. Ya a principios del siglo XVI se encuentra documentada una ferrería en las inmediaciones de la iglesia, si bien, el oficio de herrero tuvo nombre propio en Alustante y su comarca con una saga de los Casas, verdaderos artistas del hierro que desde principios del XIX hasta mediados del XX dejaron en el pueblo bellísimas obras del arte de la forja.

En el término de Alustante se encuentran cinco ermitas tituladas de Santa María de Cirujeda, San Fabián y San Sebastián, San Roque, Nuestra Señora del Pilar y Nuestra Señora de la Soledad.