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Alustante y Motos hoy forman un solo municipio, Y se encuentran situados al sureste de la comarca del Señorío de Molina, concretamente en la sesma de la Sierra, una de las cuatro subdivisiones de este territorio histórico. Asimismo, se localizan en provincia de Guadalajara, en el límite con la provincia de Teruel y de la Comunidad y Sierra de Albarracín.
Pueblos localizados a considerable altitud, 1.404 m y 1.416 m, se hallan enclavados en la rama castellana del Sistema Celtibérico (o Ibérico), aproximadamente en el área central de dicha cordillera. Ambos forman parte de la cabecera de la cuenca hidrográfica del Tajo, a pocos kilómetros de la vertiente mediterránea, de modo que en ellos se localizan algunos de los manantiales más altos de la red hidrográfica. Así ocurre con fuentes como la del Endrino (1.676 m) y la de los Arrieros (1.710 m), cuyas aguas vierten finalmente al río Gallo, que en este tramo, debido a fenómenos kársticos, se pierde en el subsuelo, en las múltiples simas que lo jalonan.
El acceso principal al municipio es la carretera autonómica CM 2112, que parte de El Pobo de Dueñas (Guadalajara) y llega hasta Orihuela del Tremedal (Teruel), vía subsidiaria de la N 211, de Alcolea del Pinar a Tarragona. Asimismo, dos carreteras provinciales conectan con esta: la GU-969, alternativa para ir a Molina por Alcoroches y Traíd y la GU- 963, que da acceso a Motos desde la CM 2112. La comunicación desde Levante se da a través de la A-23 (Autovía Mudéjar), con desvíos en Monreal, Santa Eulalia del Campo, Cella y Caudé (aeropuerto de Teruel).
Distancias de Alustante-Motos a algunas de las principales poblaciones y ciudades:
Población | Distancia (km) | Tiempo (h: min) |
---|---|---|
Albarracín | 44 | 00:42 |
Castellón | 205 | 02:18 |
Cuenca | 119 | 01:49 |
Daroca | 79 | 01:06 |
Guadalajara | 187 | 02:11 |
Madrid | 251 | 02:47 |
Medinaceli | 115 | 01:22 |
Molina de Aragón | 48 | 00:38 |
Playa de Sagunto | 182 | 01:56 |
Río Tajo (Peralejos de las T.) | 31 | 00:38 |
Sigüenza | 127 | 01:32 |
Soria | 199 | 02:02 |
Teruel | 65 | 00:47 |
Valencia | 199 | 02:11 |
Zaragoza | 166 | 01:32 |
El camino de Valencia a Burgos
Históricamente ambos pueblos fueron lugares de paso del camino más recto que unía Valencia con Burgos, y eran lugares de parada intermedia entre Albarracín y Molina de Aragón. De hecho, Motos fue desde 1328 peaje entre ambos núcleos urbanos, y Alustante, ya en el siglo XVI, fue uno de los puertos secos o aduanas de Castilla, hasta la supresión de estos a principios del siglo XVIII. Este camino, al parecer bastante transitado en la Edad Media y en algunos momentos del Antiguo Régimen, supuso un trasiego mercantil que se basó especialmente en el comercio de lana, tanto al Consulado de Burgos como al puerto de Valencia; el mineral de hierro procedente de la vertiente castellana de Sierra Menera hacia las ferrerías de la Comunidad de Albarracín (Orihuela y Torres, principalmente), y la saca de madera desde los montes de la Sierra de Molina hacia Aragón.
Durante siglos, en Alustante existió un hospital de peregrinos dedicado a San Martín de Tours. Desgraciadamente en él encontraron la muerte algunas personas procedentes de Centroeuropa, acaso tratando de llegar desde el puerto de Valencia a Santiago de Compostela, defunciones que quedaron registradas en los libros parroquiales. Aunque lógicamente son muy pocos, por tratarse de una ruta no promocionada, todavía en la actualidad el Ayuntamiento de Alustante sella, cada cierto tiempo, compostelanas para algunos peregrinos.
El Señorío de Molina
El Señorío de Molina es un territorio histórico que ocupa una extensión de 2.624 km2 y en él quedan incluidos ochenta y dos núcleos de población históricos (todos ellos tuvieron concejos y, en el siglo XIX rango de municipio en un momento u otro). En la actualidad, tras varios procesos de fusiones que se centraron en 1845 y, posteriormente, en las décadas de 1960-1970, los municipios se encuentran reducidos a cincuenta y dos ayuntamientos.
Se trata de un espacio político que surge a raíz de la conquista cristiana de este ámbito del Sistema Celtibérico en el siglo XII por parte del magnate castellano Aymerich de Lara, llamado Manrique de Lara en la historiografía tradicional. Esta conquista se produce en entre los años 1136-1138, lo que supondrá una organización del espacio regulada por un fuero de población, según la cual el señor se presenta como la autoridad suprema, legislativa, judicial y gubernativa del territorio, si bien se conceden facultades de gobierno al concejo de la villa madre, Molina, tanto en la justicia como en la administración del territorio.
Este se presenta como un amplio término municipal en el que solo señor y concejo tendrán jurisdicción sobre él. Es un sistema de repoblación que predominará en la Extremadura castellana, un espacio entre el Duero y el Tajo que llegará a tener un enorme peso en la gobernanza de la Corona; en Cortes, se hallan numerosas alusiones a representantes de la Extremadura y a ordenamientos y autoridades propios. La única diferencia con otros espacios extremeros que se encuentra en Molina es que se trata de un señorío frente al predominio realengo en la Extremadura castellana en ese momento, si bien los vínculos con la realeza castellano-leonesa son muy estrechos.
La casa condal molinesa conservará en su posesión este territorio con una independencia relativa durante cinco generaciones, en dos etapas marcadas por sendos linajes: el primero, con Aymerich de Lara (+1164), Pedro Manrique de Lara (1164-1202) y Gonzalo Pérez de Lara (1202-1239). La segunda etapa surge a raíz del matrimonio de Mafalda González de Lara con Alfonso, hijo de Alfonso IX de León, quien se conoce como Alfonso de Molina (1239-1272), a quien sucederá Blanca Alfonso de Molina (1272-1293), quien gobernó el señorío junto a su consorte Alfonso «el Niño» (hijo bastardo de Alfonso X) en sus primeros años hasta la muerte de este. En 1293, la muerte alcanza también a doña Blanca sin descendencia, por lo que el condado pasa a depender de Sancho IV de Castilla, aunque será su mujer María de Molina, hija de Alfonso de Molina y hermanastra de Blanca, quien mantendrá durante su vida la intitulación de señora de Molina que, en adelante, engrosará los títulos reales de los monarcas castellanos, salvo en el lapso de 1369-1375, en que Molina y su Tierra serán patrimonio de Pedro IV de Aragón.
Más importante que toda esta madeja de linajes, es destacar en esta ocasión que el territorio de Molina se concibe en el fuero como un espacio continuo cuyos usufructuarios serán los vecinos de la villa y de las aldeas en mancomún. Es así como nace la comunidad de montes, pastos y aguas del Señorío de Molina. En un primer momento, como ocurre en el resto de espacios extremeros, el espacio de Molina se divide en collaciones, esto es, cada parroquia urbana (collación) tendrá subordinado a un conjunto de aldeas, no necesariamente contiguas ni siquiera cercanas entre sí. Poco a poco las aldeas irán dotándose de un término, que servirá como espacio de referencia para la extensión de sus áreas de labor (presura), pero también como medida para contabilizar la tributación de diezmos señoriales y eclesiásticos; cada término aldeano será también un distrito parroquial.
El fuero deja entrever una organización concejil incluye a villa y aldeas en un llamado concejo mayor. Sin embargo, el acaparamiento de los cargos concejiles por los caballeros de la villa, ordenado en el fuero, dejaba claramente al medio rural del territorio en un segundo plano. A lo largo del siglo XIII, en un contexto agrario claramente alcista, se da el en el ámbito aldeano el surgimiento de una clase social campesina con cierto poder adquisitivo que se traducirá en influencia política. Este fenómeno, que se da a escala general en toda la Extremadura castellana, y también en la aragonesa, hará que los vecinos de las aldeas (o parte de ellos) se organicen en comunidades, con mayor o menor independencia de los concejos villanos, según cada caso. Es así como surge, por ejemplo, la Comunidad de aldeas de Daroca (1248), de quien pudo tomar su modelo la Comunidad de la Tierra de Molina, cuyo primer documento de actuación es una hermandad firmada con las aldeas Calatayud en 1266.
Parece ser que es en este momento cuando el sistema de collaciones va declinando, al menos en el aspecto civil (quizá todavía no en el parroquial). En 1266 ya se hace alusión a un seysmero o sesmero, Pero Martín de Milmarcos, y en la adición al fuero que hace doña Blanca en 1272, ya se asigna un sueldo a los sesmeros, diez marvedís al año. Esto implica que las aldeas ya se encontraban organizadas en sesmas (o sexmas), división no necesariamente alusiva al número seis, de hecho, algunas comunidades, como la de Guadalajara, solo tendrá dos y Teruel comenzará teniendo cinco. Las sesmas en Molina serán cuatro, nombradas casi siempre por este orden: el Campo, la Sierra, el Sabinar y el Pedregal. Como curiosidad, en el siglo XVI se habla de la «sesma de Allustante», aunque es un hecho puntual e intrascendente, en clara alusión a la sesma de la Sierra.
A lo largo de los siglos, Alustante y Motos se encontrarán entre los trece pueblos que constituyen la sesma de la Sierra, acudiendo a las Juntas Generales anuales y ocupando sus representantes en ellas el primer y decimo primer asiento del banco de la sesma, respectivamente. Cada sesma tendrá sus sesmeros, pero también desde el siglo XV unos diputados con funciones representativas y de organización del sistema tributario. Estos diputados, junto al cargo no siempre presente del procurador general, serán los encargados de velar por los derechos de los vecinos de las aldeas en cuestiones como la defensa de sus propiedades o el derecho de aprovechamiento de los bienes compartidos con la villa.
En 1789 se redactan unas nuevas ordenanzas para el funcionamiento del Común (o la Común de la Tierra, como se llama popularmente a esta institución), al parecer por iniciativa del alustantino Juan Fernández, que en aquellos años ejercía como escribano en Molina, que será elegido procurador general, máximo cargo de la institución. Es entonces cuando las legislaturas pasarán a ser de uno a tres años.
Desafortunadamente en 1837 quedan disueltas todas las comunidades de naturaleza parecida a la del Señorío de Molina, lo que conllevará la desaparición definitiva de unas y una vida errática para otras. Este será el caso del Común de la Tierra de Molina, que seguirá eligiendo cargos a lo largo del siglo XIX, aunque con el fin de tramitar la desamortización o exceptuación de los bienes comunales que se dio a partir de 1855, que le pertenecían; en concreto nueve despoblados, un molino y la propia casa que había servido de sede a los diputados de las cuatro sesmas, así como otros espacios que compartía en mancomún con la villa.
En 1881 la Común, aparentemente, reanuda su vida institucional, aunque dejando en el camino un conjunto de competencias ejecutivas, incluida la recaudatoria, para ser simplemente la administradora de unos bienes que habían sido exceptuados de una atroz desamortización. Es difícil discernir si la actual Comunidad del Real Señorío de Molina y su Tierra es una continuación del antiguo Común de la Tierra, pues aunque su organigrama institucional es muy parecido y sigue en muchos casos las ordenanzas de 1789, en otros no es posible reconocer a la antigua institución. Concluyamos, pues, que se trata de una institución diferente, aunque heredera, del Común de la Tierra, en la que, sea como sea, siguen teniendo derecho de participación los pueblos del Señorío de Molina, incluidos Alustante y Motos.
Alustante y Motos en la provincia de Cuenca
Durante siglos, el Señorío de Molina fue uno de los partidos de la provincia de Cuenca, y la relación con esta ciudad fue constante hasta principios del siglo XIX. El primer aspecto en el que aparecen juntos Molina y Cuenca es en ganadería. Efectivamente, desde una época muy temprana, Molina forma parte de la cuadrilla conquense de la Mesta y así se mantendrá a lo largo de la Edad Media y el Antiguo Régimen. De hecho, es posible que la dependencia en otros aspectos estuviera relacionada con que Cuenca fuera una ciudad lógica de dependencia puesto que se hallaba como lugar de paso para los ganados trashumantes que bajaban a la Mancha y Andalucía.
Esta relación con Cuenca, o, mejor dicho, esta consideración del Señorío de Molina como parte del espacio político conquense, todavía se mantiene en un tramo de cañada real que se ha conservado entre los pueblos de Tordesilos (Guadalajara) y Rodenas (Teruel) y que se detiene en el punto en el que converge con los términos de Alustante y Motos: es la llamada «Cañada Real de Cuenca». Esta cañada procede del antiguo territorio del arzobispado de Zaragoza que comenzaba justo al norte de dicho tramo de cañada (Villar del Saz era ya de dicho arzobispado), por lo que es posible que sirviese para el paso de los rebaños de la Casa de Ganaderos de Zaragoza tanto a los pastos comunes de los pueblos del mediodía molinés como a Sierra Cuenca. En Alustante, a pocos kilómetros, también se halla el paso Zaragozano, que salvaba un estrecho espacio de labor, pero hay que tener en cuenta que, tras dejar atrás la «Cañada Real de Cuenca», el paso por los pueblos de Molina se hacía por áreas de pasto, que seguramente ya se consideraban parte de Cuenca.
Cuenca también era la ciudad que hablaba en Cortes por Molina y otras villas y ciudades de la provincia como Huete, San Clemente, Requena y Utiel o Moya. Asimismo, Cuenca era la capital hacendística, a donde los diputados del Común de la Tierra conducían los impuestos reales recaudados en los pueblos de las cuatro sesmas del Señorío. Es importante señalar que los el sistema de recaudación molinés suponía evitar la presencia de los arrendadores de impuestos, habitualmente hombres de negocios que adelantaban el dinero necesitado por la Corona y que después recaudaban los tributos reales con el evidente recargo en grave perjuicio para los vecinos de los pueblos. Así pues, eran los diputados los que recaudaban lo asignado a cada pueblo sin recargo alguno.
En el contexto provincial de Cuenca se halla una interesante noticia documental en la que sería necesario indagar. Se trata de la pertenencia de Alustante y Motos, junto con Almodóvar del Pinar, a la junta y hermandad conquense de la Cabaña Real de Carreteros, institución fundada por Isabel I de Castilla y que tenía como función principal la protección de los transportistas de mercancías con carretas tiradas por bueyes. Esta especial alusión a Alustante y Motos podría estar relacionada con el paso del camino de Valencia a Burgos. Acerca de lo que transportaban estos miembros de la Carretería, cabe suponer que la lana fue una de las principales materias, pero recordemos que por el puerto de Alustante el paso de mineral de hierro y madera también fueron muy comunes. Esta antigua pertenencia a la Carretería podría explicar la tradición arriera en Alustante y Motos, todavía perceptible en los siglos XVII y XVIII, con el transporte de de mena desde Sierra Menera a las ferrerías de Tierra Molina localizadas en el Hoce Seca, Checa, Corduente-Ventosa, Cobeta. Eran los menaqueros, que incluso tenían sus propias cañadas de tránsito.
En 1801, en el contexto de una reforma provincial que se lleva a cabo en la Administración borbónica, se incluye la totalidad del Señorío de Molina en la provincia de Guadalajara. Hay que tener en cuenta que esta provincia no era exactamente igual que la actual, aunque se ya aleja radicalmente de la (para nosotros) extraña forma que tuvo a lo largo del Antiguo Régimen. No conocemos las causas por las que se dio este cambio de provincia, pero cabe la posibilidad de que la pertenencia al obispado de Sigüenza de la mayor parte del territorio molinés y que Sigüenza era capital de uno de los partidos de Guadalajara desde antiguo pesase en esta decisión. Claro que no todos los pueblos de Molina pertenecieron al obispado de Sigüenza, Motos fue la excepción.
Dos pueblos, dos obispados
Como es sabido, las circunscripciones eclesiásticas han tenido históricamente una composición diferente a las civiles. Así, cada orden religiosa ha poseído una fronteras particulares, lo cual ocurría también en el marco de la Iglesia diocesana. Es difícil saber a qué obedecieron la inclusión en uno u otro obispado de un pueblo; sea como fuere, en este caso tenemos que, en el corto espacio que mediaba entre uno y otro lugar, Alustante perteneció a Sigüenza, Motos, a Albarracín.
Una de las fuentes en la que se basaron las élites eclesiásticas para la restauración de las diócesis tras la conquista cristiana de los territorios anteriormente islámicos, fue la llamada hitación o