A lo largo de los siglos el topónimo Alustante ha ido variando hasta su forma actual. No obstante, hasta mediados del siglo XVII Alustante se escribía con doble l, es decir, Allustante. Nunca sabremos cómo se pronunciaba ese nombre pero por la evolución del topónimo hacia la pronunciación /l/ actual es muy probable que la dicción histórica fuese, al menos durante la Edad Media, próxima a lo que hoy puede ser la l geminada catalana /Al·lustante/>/Alustante/.
Con todo, se ha conservado en la geografía española el apellido Alustante en dos versiones, una como Allustante y otra como Ayustante, por lo que es probable que existiera también una pronunciación /ll/ lateral que acabara, en determinados momentos y lugares, pronunciada como /y/ fricativa. Otras posibles versiones del apellido Alustante son Alaestante y también Allostante/Alostante, grafía que se encuentra documentada en un deslinde entre Orihuela y Alustante en 1487-88.
La última ocasión en las que Alustante se encuentra escrito con ll es en de los siglo XVIII, parece que son una voluntad cultista-historicista, ya irreal tanto en la escritura como en la lengua hablada de la época. Así, el padre Lorente en su Historia Apologética de la Virgen del Tremedal (c.1744) cita Allustante entre los pueblos veneradores de esta imagen mariana.
Cuál es el significado del topónimo Alustante, es otro de los pequeños enigmas locales. Dando por sentado que dicho topónimo se compone del artículo árabe al, el nombre del poblado altomedieval, cuya existencia está constatada por la Arqueología, podría ser Lustram, Lustam, Bustram. Es un topónimo que se ha identificado en ocasiones con Alustante y que aparece en la hitación de Wamba, documento del siglo XII que señalaba de forma muy laxa las fronteras entre obispados. En este caso, ese Lustam parece disponerse congruentemente en la frontera entre Sigüenza y Ercávica (Albarracín, según se creía en el momento aquel).
En época islámica se encuentra también del topónimo Al-Luyy que parece repetirse en la geografía peninsular y que podría dar alguna pista al significado de Alustante. Al-Luyy, leído aproximadamente /al-lush/, no es árabe, si se exceptúa el artículo, sino que está emparentado con otras palabras prerromanas como luch, loch, lus, que se encuentran en la raíz de muchos topónimos europeos alusivos a lagos, lagunas, hoyas, hondonadas, e incluso amplios llanos. Uno de ellos, Luisant, comuna en el sur del distrito Chartres, recuerda enormemente al topónimo (Al)Lustante. Los topónimos a menudo describen el paisaje, y el paisaje que encontraban los caminantes que pasaban por Alustante, localizado en el camino medieval de Albarracín a Molina, era, efectivamente, una amplia depresión del terreno. Todavía se recuerda una coplilla en la que se dice:
Alustante está en un hondo,
Motos en un pedregal,
y en el cerrico más alto
la Virgen del Tremedal.
Otro topónimo familiar en Alustante es Luzón, el cual poseería la misma raíz luch. Efectivamente a dos kilómetros al este del casco urbano de Alustante se encuentra Barranco Luzón, un considerable cortado en el río Gallo, que aquí muestra su cauce seco. Barranco Luzón, en coherencia con el paraje que describe significaría barranco-barranco. El sufijo –ón, podría ser una influencia románica que vendría a resaltar, a modo de aumentativo, la dimensión de dicho barranco.
Tenemos pues, al, que sería el artículo árabe ‘el’; lus-, luch-, que aludiría a la palabra ‘hondo’; y tenemos también el infijo –nt– que parece tratarse en este caso de un recurso enfático preindoeuropeo para indicar la amplitud del objeto que describe, es decir, ‘la (gran) hondonada’. El sufijo –e (vocal paragógica) tras –nt– pudo ser posterior, incluso bajomedieval. En 1353, en la relación de aldeas que poseía en ese año el obispado de Sigüenza, Alustante aparece transcrito como Alusten (acaso Allustan o Allustant). Aunque sería necesaria la revisión de dicho documento, publicado a principios del siglo XX y jamás vuelto a hacerse de él una revisión paleográfica pese a su importancia, podría estar mostrando una forma medieval del topónimo en la que la –e final todavía no ha sido añadida.
Bibliografía:
ALMONACID, J. A. «La kura de Santaveria: Estructura político-administrativa» en I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha (Ciudad Real 1985), Toledo: JCCM, 1988, tomo V,, pp. 5-20.
BERGES SÁNCHEZ, José Manuel. Actividad y estructuras pecuarias en la Comunidad de Albarracín (1284-1516). Teruel: CECAL, 2009.
GIL GUILLÉN, Enrique. Aproximación a la historia de Monteagudo del Castillo. Teruel: Ayuntamiento de Monteagudo del C., 1997.
GIL GUILLÉN, Enrique. «Los Alaestante y el vínculo de Salobreja» en Diario de Teruel (25/03/1999), pp. 19-20
LORENTE, Francisco. Historia panegírica de la aparición y milagros de María santísima del Tremedal. Zaragoza: Joseph Fort, [1744].
MINGUELLA Y ARNEDO, Toribio, Historia de la Diócesis de Sigüenza. Madrid: Taller Tipográfico Box, 1910-1913, 3 vols.
PRETEL, Aurelio. Del Albacete islámico: notas y conjeturas. Albacete: Centro de Estudios Albacetenses, 2007.
VÁZQUEZ DE PARGA, Luis. La división de Wamba: contribución al estudio de la historia y geografía eclesiástica de la Edad Media española. Madrid: Suces. de Rivadeneyra, imp, 1943.