Durante varios días ha cundido la preocupación en el Ayuntamiento y entre el pueblo sobre la salubridad del agua de la fuente del Endrino (manantial de la fuente de arriba). Consultadas las autoridades sanitarias de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (JCCM) en Guadalajara, en un primer momento se dijo que su agua, sin cloro, no era apta para el consumo humano. Por ello el Ayuntamiento solicitó una copia de los resultados del análisis. Mientras, por prevención de posibles riesgos, se colocó el pasado sábado un cartel en la fuente por parte del Ayuntamiento acerca de su posible no potabilidad.
Con los análisis delante, hoy se ha aclarado que el análisis NO corresponde a la fuente del Endrino de Arriba, sino al campamento de abajo que, aunque recibe agua de aquel manantial, sí que necesita SIEMPRE ser clorada, dado que el largo trayecto de tubería que existe aumenta las probabilidades de contaminación biológica (insectos, pequeños animales, vegetación, etc.). En todo caso, el agua que se bebe en los campamentos SIEMPRE está clorada mientras están ocupados. El análisis se hizo, pues, antes de la llegada de los campamentos.
Según la JCCM, el agua del manantial es analizada anualmente por la Confederación Hidrográfica del Tajo, sin que jamás (tampoco ahora) este organismo haya emitido un informe desfavorable al respecto. Por ello, el Ayuntamiento retira el cartel de «agua no apta para el consumo» de la fuente del Endrino (manantial). Con todo, se advierte que, aunque el agua de la fuente del Endrino presenta en los análisis conocidos hasta el momento (2008/11/03) unos parámetros excelentes, es un agua no tratada, por lo que puede haber personas que no puedan tolerarla adecuadamente.
Otra cuestión aparte a tener en cuenta es que las fuentes del pueblo (la de la Plaza Mayor y la del Capricho) han sido también analizadas, habiéndose declarado APTAS para el consumo humano. No obstante, dado que provienen de manantial, es obligatorio aclarar por medio de carteles que no están tratadas sanitariamente, es decir, que no están cloradas y, como ocurre con la fuente del Endrino, aunque su consumo no reviste peligro alguno para la salud, su agua puede no ser tolerada por algunas personas. (Foto: Javier Sanz)