Telecomunicaciones deficientes

Se está cada vez más de acuerdo en que hasta que las telecomunicaciones no sean adecuadas en los pueblos, no existirá un verdadero desarrollo rural. Estos días se está experimentando esa realidad en Alustante y Motos.

Desde hace dos días, tres con hoy, no hay cobertura de telefonía móvil, y el 3G (de 4G ni hablamos) está tardando demasiado tiempo en poderse recibir correctamente. En cuanto a la primera deficiencia, el Ayuntamiento ha comunicado la incidencia a la Junta de Comunidades desde el primer momento en el que se observó la caída de red de Movistar, la única que aquí se ha podido conseguir hasta el momento (nada de Vodafone, Orange u otras). Se confía en que en los próximos días se recupere este servicio ya indispensable, también en los pueblos pequeños.

Por lo que respecta a la segunda cuestión, hoy, después de ocho meses e innumerables reclamaciones por parte del Ayuntamiento,  la compañía eléctrica ha dado señales de vida para una simple conexión imprescindible a fin de recibir señal de 3G desde los repetidores del Cerro Pendón. Se espera también que este servicio se pueda ‘disfrutar’ este verano.

Asimismo, se está trabajando en la mejora de la red wifi ‘Alustante’/’Motos’, un servicio gratuito que ofrece el Ayuntamiento dentro de sus escasas posibilidades en este sentido. Con todo, se cuenta con la limitación de que la velocidad que ofrece Movistar, proveniente de Teruel, es de unos raquíticos 3 Mb en el mejor de los casos, que se colapsan apenas nos juntamos en ambos pueblos algo más de los pocos residentes que estamos en invierno.

De lo que tiene que ser consciente el usuario, vecino y/o visitante, es que el Ayuntamiento es el primer interesado en tener buenas comunicaciones para desarrollar sus trámites cotidianos, y que sus miembros, tanto en en el plano público como en el privado, son unos más de los afectados por esta cuestión y que la padecen como cualquier otro. Ni que decir tiene, que antes de todos ellos están los intereses y el bienestar de los ciudadanos.

Queda claro pues que el Ayuntamiento, todos los Ayuntamientos, hacen todo lo que se puede para mejorar estas (clamorosas) deficiencias, pero las decisiones últimas están manos de empresas privadas (alguna de ellas multinacionales) que hacen y deshacen en función de sus intereses comerciales, entre los que pueblos como los nuestros son la última de sus prioridades.