El domingo tuvo lugar en Valencia una manifestación que reivindicó la mejora de la vía de tren a Teruel y, con ello el proyecto de un futuro y deseado corredor viario Mediterráneo-Cantábrico.
Aparte del carácter cuasifestivo de la jornada, a la que asistieron unas cincuenta mil personas de Aragón y de la Comunidad Valenciana, el hecho de salir a la calle no es un hecho carente de sentido. El tramo Valencia-Zaragoza es uno de los más envejecidos, deteriorados y lentos de toda España. Desde hace décadas -y de esto podemos dar fe- bajar a Zaragoza en tren, aparte de la lentitud, supone una exposición a sufrir incluso descarrilamientos, los cuales son frecuentes cada cierto tiempo.
Por otro lado, el hecho de poner en el mapa a Teruel en las comunicaciones entre los puertos mediterráneos y los cantábricos, supondría para esta zona un revulsivo para su desarrollo. Esto por lo que respecta al tren. Recordemos en todo caso, que una pieza clave para completar este eje, en cuanto al tráfico rodado, y que nos beneficiaria a todos los pueblos de Molina, sería la tan ansiada autovía Monreal-Alcolea, pero eso es otra historia…